El perdón

No más, me dije a mi misma. No más. Estoy cansada de repetir lo mucho que me importan sus desaires, a veces insultantes. ¿De qué me sirve tanto esfuerzo, tanto decirle cómo y por qué? ¿Acaso pone un ápice de entusiasmo en hacerme feliz?

Hago recuento de los últimos días, un esbozo de lo que aconteció, y surgen penas, discusiones que se agolpan en mi corazón hasta agotar la luz del amor. Y entonces, cuando la batalla parece perdida, mi alma me reprocha con calma : y tú, ¿cuánto amor pusiste en medio de tu obsesión por hacerle entender tu dolor?

Y del corazón roto brotan lágrimas , lágrimas de amor y sinsabor, olores dulces y amargos, brisas de esperanza y tempestades de dolor. Y recuerdo cuantas veces nos abrazamos y reímos, cuanto esfuerzo y satisfacción superar juntos el dolor nos costó.

Y cuando, meditativa, giro sobre mi para esbozarle mi «perdón», su cuerpo robusto me impide el paso, su rostro roto de dolor,… solo mirarnos a los ojos, amor y confianza, arrepentimiento y aflicción.

Mientras mi mente reflexionaba, su corazón se anticipó a calmar mi dolor. Y aunque no hubieran hecho falta palabras, de sus labios humedecidos por las lágrimas brotaron frases desgarradas del alma, luces de esperanza, sentimientos de verdad, amor con amor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

I accept that my given data and my IP address is sent to a server in the USA only for the purpose of spam prevention through the Akismet program.More information on Akismet and GDPR.